martes, 8 de septiembre de 2009

INTRODUCIÓN

De pequeña tenía muchos sueños, pero jamás imaginé que acabaría viendo mi vida descrita en la gran pantalla.
Cuando regresé al desierto, los recuerdos me asaltaron con gran intensidad y fuerza; fue una experiencia abrumadora. Me conmovieron sobre todo los niños somalíes en la película: Soraya, que me interpreta de niña; Saffa, ese pequeño ángel, que tuvo que demostrar tanto sufrimiento en la película, y el joven Idris, que encarna a mi hermano con suma autenticidad.

Hace años, cuando conocí al productor Peter Herrmann, me sacó de quicio. Pero hoy debo reconocer que lo ha dado todo por este proyecto. Me parece una película muy bella, y lo más bello de todo es el paisaje de África. También está Sherry Hormann, la directora, que demostró mucho valor al embarcarse en un viaje tan complejo. En algún momento del rodaje creí que acabaríamos discutiendo, pero mi intuición me dijo que debía confiar en ella y dejarle hacer su trabajo. Nadie lo habría hecho mejor.

Liya, hermana, tenemos mucho en común. Te has convertido en una parte de mí y admiro tu trabajo.

La primera vez que vi la película acabada, no me fue fácil ver mi vida retratada en la pantalla. Al salir de la sala, estaba profundamente emocionada, pero también sabía que la película era portadora de un importante mensaje que todos los espectadores compartirían: respetar la dignidad humana.

WARIS DIRIE

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